“He entendido cómo la ‘basura’ puede cambiar la vida de las personas; si alguien se pone en medio, como un puente, termina transformando algo altamente dañino para el medio ambiente en un beneficio”
Rodrigo Padilla, director general de RCE.
Por Ericka Pedrero
Rodrigo Padilla decidió estudiar Negocios Internacionales en la Universidad de Monterrey (UDEM); durante esos cuatro años se apoyó de la venta de “fierros”, como cable y cobre, los cuales recolectaba de plantas y empresas que los desechaban y pertenecían a los papás de sus amigos.
Esos primeros pasos lo llevaron a conformar RCE, una empresa de triple impacto: ambiental, social y económico, y a ponerse en el camino para convertirse en una promesa del reciclaje de electrónicos.
En ese entonces, hace 18 años, Rodrigo tenía una pick-up, que usaba para recolectar los “fierritos”, iba por ellos temprano y por las tardes los limpiaba para venderlos.
Poco antes de terminar la universidad le robaron un camión con cobre, que usaría de inversión para adquirir más material para limpiar, entonces “el trabajo de varios años se desvaneció en un día, el camión desapareció”, cuenta Rodrigo.
Después de ese suceso, Rodrigo comprendió que se había enamorado del comercio de metales provenientes de desechos, le gustaba hacer negocios uno a uno, poder convivir con personas y combinarlo con el trabajo, entonces tomó la decisión de no desanimarse y seguir adelante.
Lo que definió el camino de Rodrigo como emprendedor fue un viaje a Miami para asistir a una convención de reciclaje. “Ahí fue la primera vez que escuché sobre el reciclaje de electrónicos, el tema me sonó porque ya estaba muy metido en el sector, pero no sabía que se podían reciclar”, comenta Rodrigo.
De regreso a Monterrey, lo primero que hizo fue un estudio de mercado y detectó que había dos compañías que reciclaban este tipo de componentes, pero únicamente atendían a empresas, ninguna se enfocaba en el público en general.
Las alianzas y logros del director de RCE
Ya como RCE, la cual fundó en 2009, el primer socio de Rodrigo Padilla fue ‘Memo’ Salinas, quien es sobrino de Ricardo Salinas Pliego de TV Azteca; los jóvenes tenían la oportunidad de reciclar los desechos electrónicos de la televisora en Monterrey, por lo que en los primeros 8 meses la recicladora creció bastante.
Poco tiempo después, Rodrigo decidió continuar solo con la empresa, compró la parte de Memo y siguió adelante.
Posteriormente, Rodrigo Padilla se hizo socio de un amigo que tenía una empresa de fletes “esa asociación fue excelente, él ponía la parte de los camiones, yo tenía el know-how, ya tenía clientes recurrentes, y había algo de flujo, entonces estuvimos así durante cuatro años”, hasta que su amigo se fue a Ciudad de México por una oportunidad laboral y tuvo que descapitalizarse para comprar su parte, “fue como un slowdown”, comenta.
Ahora, seis años después, RCE ya es una empresa de triple impacto: el medio ambiente es su eje, ya que no permite que lleguen a los basureros componentes que son tóxicos y puedan dañarlo; en la parte social y económica ha reforzado un programa con pepenadores, “tenemos contacto con cerca de 200 pepenadores”, explica Rodrigo, “ellos fungen como limpiadores de la ciudad y por ello tratamos de ser justos, porque hay chatarreras que manipulan las básculas y no les pagan lo que es”, además la compañía tiene programas de donación, por ejemplo, una parte de los recursos obtenidos se dan a la Alianza anti cáncer para niños.
“He entendido cómo la ‘basura’ puede cambiar la vida de las personas; si alguien se pone en medio, como un puente, termina transformando algo que es altamente dañino para el medio ambiente en un beneficio para cambiar y salvar vidas”, detalla.
Buen panorama para RCE, pero difícil para el mundo
Rodrigo es fiel creyente de que el negocio de la “basura electrónica” tiene un panorama prometedor en todo el mundo, pues cada vez habrá más, y a ello se suma que en los lugares con ingresos económicos altos hay más desechos de este tipo, “crece a una tasa anual de 5%, por lo que en 20 años tendremos el doble de la que actualmente existe”, explica el director de RCE.
“En México hay un rezago impresionante en el reciclaje; si consideramos que la época tecnológica nació en 1980, tenemos un atraso de 40 años en el tema… también hay una tasa bajísima del reciclaje electrónico, del 10%; entonces, mientras producimos un millón de toneladas anualmente, cada año dejamos tiradas 900 mil toneladas que se están acumulando, acumulando y acumulando”, expone.
Después de 14 años de haber conformado RCE, Rodrigo Padilla atiende más o menos a 200 empresas, con una recurrencia aproximada de cada seis meses, en la zona metropolitana de Monterrey, en donde existen alrededor de 17 mil, lo cual muestra que hay un “mercado gigantesco” de clientes, del cual solo obtiene el uno por ciento.
Hay una gran oportunidad para los emprendedores que quieran entrar al negocio, expone Rodrigo, pues “en Estados Unidos hay cerca de 400 empresas como RCE, mientras que en México hay unas 30, de las cuales no todas tienen las certificaciones necesarias, por lo que se reducen a 20 que tienen que manejar los residuos de una población que es la tercera parte de Estados Unidos, por lo que al menos deberían existir 150 empresas de residuos electrónicos en el país”.
Para Rodrigo, cada vez es más difícil el trabajo para una empresa como RCE, ya que los electrónicos desechados “son ‘basura’ que sigue sin entenderse como ‘basura’ que es altamente tóxica, y se tiene que limpiar lo que se está generando, lo que ya se generó, lo que está enterrado, lo que aún está en casas, en bodegas y fuera del estado”.
El mejor momento para Rodrigo y el robo del millón
Una de las mejores etapas para la empresa de Rodrigo fue poco antes de la pandemia por Covid-19, cuando adquirió a Oxxo y KIA como clientes.
En el caso de Oxxo, se recuperan metales y equipos de las tiendas cuando se desmantelan, e incluso a veces se donan electrónicos, como refrigeradores, a comunidades donde el ingreso promedio por persona es de 4 mil pesos, menciona Rodrigo. Mientras que con KIA se recuperan piezas automotrices que tienen defectos de fábrica.
Gracias a la adquisición de los últimos clientes y a un trabajo de 14 años Rodrigo pensó en expandir el negocio y adquirir maquinaria para acelerar los procesos de limpieza de cable y otros electrónicos y la cual llegará en los próximos meses, antes de que termine 2023.
Sin embargo, una de sus peores experiencias ha sido en los últimos meses, “me robaron un millón de pesos de material ya limpio y dentro de la empresa. Hubo varios despidos y ahorita la empresa está amarrada, estoy rezando para que lleguen las máquinas y hagan el milagro que deben hacer, limpiar el material que tengo almacenado, porque fue un golpe muy fuerte”, comenta.