Por Ericka Pedrero
Lola Tortas Europeas es una empresa joven que da dos lecciones importantes: replantear el negocio y empezar otra vez “de cero”, pero usando la experiencia aprendida en su primera etapa; así como juntar las aptitudes y habilidades de los propietarios, aunque separando la relación personal de la profesional.
René Martínez, uno de sus socios fundadores, explica que la primera etapa de la empresa fue en 2020, durante la pandemia por Covid-19. Su esposa, Carolina Vega, y su hermana Paty decidieron abrir Lola 1 en San Pedro Garza García, debido a la nostalgia sobre las tortas que comían de niñas y para ayudar a los colaboradores de Paty, quienes trabajaban en sus restaurantes y habían sido impactados económicamente por el cierre temporal de los servicios.
“Hay que entender que la gente no piensa como nosotros, lo que para ti es muy fácil para otra persona puede ser muy complejo, pero eso ayuda a complementarnos”
René Martínez
“Durante la pandemia, un día estábamos en la casa y a raíz de la nostalgia se me antojó hacer una torta como las que comía cuando era niña, aquí en San Pedro. La recreé, le preparé una a René, comimos en la casa, y mandé una foto al chat de mi familia, en el que está mi hermana Paty, quien es restaurantera desde hace muchos años”, explica Carolina, quien también es socia fundadora.
Después de ese mensaje, su hermana le comentó a Caro que pusieran el negocio de tortas, y así arrancó Lola 1, desde una de las cocinas de los restaurantes que tenía Paty, mientras que la empresa sirvió para apoyar a los meseros y cocineros que no tenían trabajo.
El proyecto de Lola 1 duró cerca de 10 meses, porque al disminuir las restricciones para los lugares públicos, Paty retomó sus negocios y terminaron la sociedad entre hermanas.
Después del cierre de Lola 1, René y Carolina decidieron mudarse de casa, y al hacer limpieza encontraron el material que usaban para la promoción y envío de las tortas. “Cuando encontré las cajas, voltee a ver a René y le dije: voy a tirar todo lo de Lola. Pero él me contestó: No lo tires, vamos a esperar, porque mi intención es volverlo a abrir en un futuro”, explica Caro.
El empujón que necesitaban para abrir de nuevo Lola fue cuando una clienta encontró a Caro y le preguntó: “¿qué puedo hacer para que vuelvas a abrir Lola? No sé cómo explicarlo, pero la extraño, muero por una Lola. ¿Quieres que me asocié contigo? ¿Qué hacemos?”, comenta Caro, “entonces empezamos”.
Procesos, detalles, rapidez
Para retomar el proyecto, Caro y René decidieron visitar varias decenas de dinners, delis y cafeterías, la mayoría en Estados Unidos, pero también en Nuevo León y en otras ciudades de México. En cada lugar observaban cómo servían la comida, cómo calentaban, rebanaban y envolvían el pan; analizaban las porciones de proteína, los ingredientes que servían y decidieron empezar a buscar proveedores.
Compraron un horno usado para hacer pruebas en casa, invitaban a amigos a probar sus creaciones para encontrar áreas de oportunidad (respecto a los ingredientes, tiempos y presentación), buscaron el local donde venderían las tortas, adquirieron diferentes tipos de cajas y papel para envolver, con la intención de comparar cuál les podría servir para que el alimento llegara caliente a su destino; decidieron crear un menú de nueve tortas, les pusieron nombres de bandas de rock ochenteras y definieron los complementos que llevarían, como los chiles encurtidos, el jocoque fresco o picoso.
También decidieron hacer un rediseño del nombre: Lola Tortas Europeas, que inició operaciones en octubre de 2022. Se creó una nueva identidad de marca para la segunda etapa: el logo, la imagen del empaque (la caja y el papel) y el cintillo que rodea la caja para cerrarla; compraron y probaron al menos 50 botecitos para dispensar salsa que fueran reutilizables, pues todo tenía que abonar a una buena experiencia para el cliente.
Los detalles y los procesos de elaboración, que han ayudado a mejorar la rapidez de la entrega respecto a Lola 1, son los elementos que los han ayudado a crecer, pues en menos de un año de iniciar operaciones, Lola Tortas Europeas ya compite en el ranking Top Restaurant de Rappi, el cual considera a aquellos negocios que tienen un porcentaje alto de recompra, preparan los alimentos en el tiempo establecido y realizan la entrega en perfectas condiciones y sin errores.
“Las aptitudes y debilidades que tenemos de forma individual son distintas, él me complementa y yo lo complemento, entonces es un trabajo de pareja”
Carolina
Separar relaciones profesionales y personales
Para los fundadores de Lola Tortas Europeas, el emprender en pareja ha sido un trabajo de reconocimiento, tanto juntos como de forma individual; “definimos roles específicos para cada quien y aunque nuestra visión es la misma, Caro se encarga de unas cosas y yo de otras. Eso es lo que nos ha llevado al éxito”, expone René.
“Las aptitudes y debilidades que tenemos de forma individual son distintas, él me complementa y yo lo complemento, entonces es un trabajo de pareja”, menciona Caro.
Para que la dinámica profesional y personal funcionara, ambos tuvieron que acercarse a un coach empresarial, quien los ayudó a definir sus roles en la operación a partir de sus conocimientos y experiencias, es así que Caro ve la parte del menú, la preparación, las recetas, mientras que René está al pendiente de los empleados, el servicio, el almacén y la administración del negocio.
Para René, “es un trabajo íntimo. Es una cosa más en la vida con la que nos complementamos. Y tenemos ciertas reglas, como solo hablar del negocio durante horas de negocio, aunque a veces es difícil. Eso nos ha unido más”.
Lola para rato
La meta a corto plazo es abrir tres sucursales en el área metropolitana de Monterrey: Cumbres, Country y La Linda Vista.
A mediano plazo esperan llegar a Saltillo, Torreón y Chihuahua, para calar el negocio fuera de Nuevo León, pero sin alejarse tanto.
Después de expandirse a la región norte del país, un siguiente paso sería Guadalajara; mientras que su “sueño a largo plazo” sería Ciudad de México, afirma René.