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La importancia de la autodisciplina

Por PP Elizondo, Professional Speaker y Coach Ejecutivo

Hoy en día, la publicidad se centra en ofrecer productos, servicios, modelos y estrategias para obtener resultados de manera “fácil y rápida”, lo cual, ha provocado que cada vez haya más gente con conductas y actitudes demandantes, baja tolerancia a la frustración y dispuestas solo a realizar el “mínimo esfuerzo” con tal de conseguir lo que desean.

Si queremos lograr resultados excelentes, una salud excelente, un desarrollo personal y profesional excelente, establecer y mantener relaciones interpersonales excelentes; en pocas palabras una vida excelente, necesitamos establecer un plan y tener metas, pero, si en verdad queremos marcar una diferencia, entonces lo que más necesitamos es AUTODISCIPLINA.

Quien adquiere el hábito de la autodisciplina, puede tomar decisiones, ya sean grandes o pequeñas, con mayor facilidad. La autodisciplina es útil para fijar una meta realista, formular un plan y realizar el esfuerzo necesario hasta convertirlo en realidad. Tener autodisciplina requiere saber cumplir con las promesas y los compromisos que hemos hecho. Es el fundamento de muchas otras cualidades del carácter firme.

Foto: Especial (Pixabay).

Frecuentemente la autodisciplina requiere de persistencia y poder cumplir con compromisos a largo plazo, demorando el placer o recompensa inmediata con el fin de alcanzar una satisfacción más duradera. También incluye saber manejar emociones como el coraje y la envidia, y desarrollar la capacidad para ser pacientes.

Aristóteles dijo: “Somos lo que hacemos una y otra vez.  La excelencia, por lo tanto, no es un acto, sino un hábito.”  ¿Cuáles son tus metas? ¿Las estás alcanzando? ¿Qué está faltando para lograrlas?

Los seres humanos comenzamos a dejar la mediocridad cuando disciplinamos lo que pensamos, sentimos, decimos y hacemos, y elegimos caminar hacia la excelencia.

Foto: Especial (Pixabay).

Diferencia entre disciplina y autodisciplina

Aunque es frecuente escuchar que ambos términos se usan como sinónimos, en realidad existen diferencias clave que nos ayudarán a comprender como funciona cada una de ellas.

La disciplina se refiere a la capacidad para cumplir de manera cabal y consistente, las reglas, pautas, normas, leyes, instrucciones, órdenes, acuerdos o compromisos establecidos por o con otras personas o entidades (sociedad, gobierno, escuela, empresa, etc.). Por lo tanto, su motivación es externa y está ligada a evitar consecuencias negativas u obtener recompensas.

En contraparte, la autodisciplina se puede definir como la capacidad para dirigir, controlar y ejercer la fuerza de voluntad y actuar con persistencia, hasta conseguir todo aquello que genera un impacto positivo, agrega valor y mejora nuestra calidad de vida; y a la vez, para dejar de hacer lo que nos lastima, limita, deteriora, daña o destruye. Su motivación es interna y está ligada al desarrollo de hábitos y rutinas.

Foto: Especial (Pixabay).

Claves para desarrollar la autodisciplina

  • Cambia tu percepción respecto a hacer algo por “obligación” a hacerlo por “elección”
  • Toma en cuenta que la autodisciplina es un proceso gradual
  • Practica la autodisciplina aún en cosas pequeñas
  • Define metas y divídelas en pequeños objetivos
  • Establece una fecha de inicio y permite que alguien más lo sepa
  • Enfócate en trabajar de manera efectiva y eficiente (hacer más con menos)
  • Identifica tus “trampas mentales”
  • Visualiza tu logro final (encuentra el “para qué” en vez del “por qué”)
  • Pide apoyo (Entrenamiento, Supervisión y/o Coaching)
  • Aprende a rechazar gratificaciones instantáneas

Finalizo con esta frase: “La autodisciplina es el puente entre las metas y los logros”.

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