“Desde que constituimos la empresa tuvimos la ventaja de haber trabajado en la fábrica familiar, pero vimos un valor importante en separar el negocio y que fuera independiente (…) nosotros teníamos un ingrediente importante:
el diseño”
Julio Treviño, CEO y cofundador de Astyl.
Por Ericka Pedrero
Hace 10 años, Julio y Diego Treviño vieron la oportunidad de crear su propia empresa a partir de los conocimientos adquiridos en el negocio familiar de metalmecánica, en el que se usaban láminas de diversos metales, incluido el acero. Los sobrantes de los cortes del metal les dieron la idea para una nueva aplicación arquitectónica, así nació Astyl.
“Gran parte de lo que se usaba en la fábrica eran láminas de acero que en el proceso se someten a corte láser, punzonado, entre otros… En un recorrido en la planta, nosotros (Julio y Diego) vimos que muchas veces se generaban patrones interesantes en los sobrantes, que después se reciclaban, y los vimos como área de oportunidad porque es un material al que le puedes dar un uso con mucho mayor valor agregado”, explica Julio en entrevista.
Esa idea los llevó a hacer un estudio de mercado y encontraron que en Europa y Estados Unidos existían muchas empresas fabricando este tipo de soluciones arquitectónicas; para su sorpresa, al investigar sus capacidades de manufactura, se dieron cuenta que tenían “igualdad de circunstancias o incluso por arriba de las empresas europeas y americanas”, comenta.
La empresa fundada por su padre y su tío contaba, en ese entonces, con un expertise de más de 20 años; por su parte, Julio y Diego estuvieron trabajando un tiempo en ella, en la parte comercial y de operaciones, respectivamente, con lo cual adquirieron experiencia en la industria, y además, ya se tenía la inversión en infraestructura y maquinaria, por lo que el siguiente paso fue crear un “ente independiente”: Astyl.
Clientes de la empresa familiar
Desde el inicio, Astyl se conformó como una empresa de soluciones arquitectónicas, como fachadas, plafones, revestimientos, celosías decorativas, pérgolas, barandales y rejas, entre otras, para proyectos visualizados a mediana y gran escala, principalmente.
El negocio de Julio y Diego cuenta con arquitectos, diseñadores e ingenieros, ya que se necesita hacer un estudio multidisciplinario para el correcto uso y aplicación de las soluciones arquitectónicas.
“Nosotros somos esa empresa que hace realidad la visión del arquitecto, lo acompañamos en el proceso para que sea un producto óptimo y funcional para la aplicación que se busca”.
Si bien Julio y Diego pudieron seguir el camino de la empresa familiar, decidieron separarse de su alma o negocio mater, “desde que constituimos la empresa teníamos la ventaja de haber trabajado en la fábrica, pero vimos un valor importante en separar el negocio y que fuera independiente, pues el negocio familiar se centra en la fabricación de las láminas de metal (la materia prima) y nosotros teníamos un ingrediente importante: el diseño”.
Un año fue el tiempo que le llevó a los hermanos Treviño en formalizar a Astyl como empresa independiente, y para Julio “no pudo haber un mejor destino, pues nos convertimos en clientes de la empresa familiar”, expone.
Los retos y el crecimiento de Astyl
Para Julio, los 10 años de historia de Astyl han sido de aprendizaje y retos continuos, sobre todo al estar en un sector relativamente nuevo y en el que se encuentran en el punto medio de lo industrial y artesanal, pues la manufactura de los paneles que elaboran se hacen con maquinaria automatizada de precisión, mientras que los trabajos de instalación y herrería son manuales.
Debido al tipo de negocio y producto, Julio y Diego realizan soluciones a la medida que implica desarrollarlas y fabricarlas desde cero.
“Lo que buscamos son oportunidades en las que podamos intervenir con diseños innovadores, estamos enfocados en hacer proyectos diferentes, únicos y con un sello distintivo”, explica.
La mejor época para Astyl fue entre 2016 y 2017, cuando cerró contrato para hacer su primer proyecto a gran escala: Pueblo Serena, el cual resultó un reto ya que está compuesto por ocho colores diferentes, 10 diseños perforados distintos y cuatro caras, entonces al menos se tenían que fabricar 80 productos diferentes para vestir esa fachada, cuenta Julio, pero como cada panel se hace a medida, al final se tuvieron que elaborar 320 diferentes.
“Somos esa empresa que hace realidad la visión del arquitecto, lo acompañamos de inicio a fin en el proyecto en búsqueda de un producto óptimo y funcional, según las necesidades de la aplicación”
Julio Treviño, CEO y cofundador de Astyl.
En esa época consiguieron también los proyectos de fachada para Cintermex y Show Center en Monterrey. A partir de entonces se han sumado a sus referencias a gran escala diseños a nivel nacional para diversos hoteles, restaurantes, hospitales, plazas comerciales, edificios corporativos y de gobierno, bibliotecas, colegios e incluso proyectos en Estados Unidos, en donde buscan tener mayor presencia como meta a corto y mediano plazo.